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19 septiembre 2024

Alzamiento de Cienfuegos. Una acción de apoyo poco conocida



Al rememorar los hechos del 5 de septiembre de 1957, por lo general, se piensa en el alzamiento ocurrido en la ciudad de Cienfuegos pues fue donde acontecieron las acciones más contundentes, sin embargo,  es importante conocer que está acción formaba parte de un plan más amplio.

Por: Rafael Ramírez García, DrC., Profesor Titular

El MR-26-7 en la ciudad de Sancti Spíritus debía participar en los hechos. Félix Martínez, por entonces coordinador de la organización en el territorio, contactó con Lázaro Artola Ordaz, quien se encontraba refugiado en las lomas de Banao desde el 26 de julio de ese año, para que lo apoyara. Lázaro le prometió que el 5 estaría en la ciudad.

Artola había pertenecido a la dirección de esta organización en la provincia de Camagüey. Como jefe de acción y sabotaje, junto a varios compañeros, había hecho exploraciones en las sierras de Cubitas y el Escambray, con el fin de crear un frente guerrillero. Junto a Frank País, estuvo vinculado a los preparativos del apoyo al desembarco de los expedicionarios del Granma. Capturado junto a varios compañeros en diciembre de 1956, fue procesado judicialmente. Sus declaraciones fueron manipuladas por la prensa del régimen. Al salir de prisión, buscó apoyo en la dirección del 26 de Julio en Las Villas para alzarse, quien se lo negó y lo acusó de traidor. Ante el peligro de ser capturado y asesinado, buscó refugio en las lomas de Banao, donde se le unió un grupo de compañeros, armados, en su mayoría, con escopetas.

En esos momentos, su tropa estaba compuesta por seis hombres armados con unos 5 rifles calibre 22 y un Winchester 44 con 25 tiros. Con esta fuerza, Artola entró a la ciudad y tomó posiciones para combatir. Se le unieron otros combatientes de la ciudad; pero las instrucciones nunca llegaron y tampoco se le informó de la suspensión de los planes.

A continuación, la versión de los acontecimientos de ese día, contada por Artola.

5 DE SEPTIEMBRE

Cuando ocurren los hechos del 5 de septiembre en Cienfuegos, ya tenía un mes y 9 días en el Escambray. Para esa fecha, gracias a la requisa que habíamos hecho, teníamos unos 5 rifles calibre 22 y un Winchester 44 con 25 tiros. Nuestra tropa contaba con 6 hombres.

Nosotros manteníamos contacto con el exterior en formas: indirectamente a través de Rosendo Calero y Maximino Salabarría. Estos fueron los 2 primeros campesinos en ayudarme en la apertura del frente. Rosendo me facilitó  el 1er rifle 22 que tuvimos, pues el 2º que se consiguió, lo trajo Efrén Mur, comprado con el dinero producto de la venta de su moto.

El contacto directo lo hacíamos en las casas de los campesinos Rafael Salas (sita en un lugar conocido por El Silencio)). Don Pedro Salabarría de la zona de Aguada del Negro, y en la de Antoñico Jiménez, en El Cangalito. A las casas asistían para coordinar planes Jesús Caballero y Enrique Villegas, quien nos dirigían nuestra retaguardia tácitamente ayudados por el comp Rafael Avilez.

En algunas ocasiones nos entrevistábamos con el comp. Félix Martínez, coordinador del M-26-7 EN S. Spíritus (que se oponía al alzamiento en esta).

En una de esas ocasiones Félix me informó que se esperaba un levantamiento popular, y que en S. Spíritus necesitaban mi ayuda. De inmediato le brindé mi cooperación y prometí estar en la ciudad para la fecha del 5.

En una marcha rápida, nos trasladamos desde Cantú a S. Spíritus, el día 4 estábamos enla quinta San Miguel a 100 ms de la estación de ferrocarril del pueblo, lugar donde vivían mis padrinos (viejos mambises) y donde yo había nacido 25 años atrás.

Pasó todo el día 5 y nosotros no recibimos ningún tipo de noticias y ya la situación era peligrosa pues estábamos casi dentro del pueblo y el número de hombres había aumentado a más de 20, armados de revolvimos y escopetas de un tiro.

Todos los comp. que excedían a nuestro grupo de 6 fueron enviados a la finquita por distintos comp que no se aparecieron por allí o vinieron por su cuenta, lo que demostraba lo bien cuidado que estuvo el secreto de nuestro punto de observación y espera, por parte de los comp que lo conocían.

Ya enterados a medias que había ocurrido algo en Cienfuegos, costaba trabajo irse sin hacer nada, pero, lo complejo de la situación y el que no apareciera Félix Martínez, me hizo tomar la decisión de volvernos hasta la finca de Juan Hernández a 1 km del lugar en que estábamos, en una pequeña ceja de monte que… en el arroyo, pasamos el día. En el grupo se encontraban Valdés y Solano. El día 7 nos movíamos para el camino del km 12, acampando a 1 km de la estación de ferrocarril del mismo nombre. Nuestra fuerza exceptuando la salida de Valdes, Solano y Julio Castillo por necesidades nuestras, fue disminuida a 3 por la deserción.

La permanencia por tanto tiempo en una zona tan cerca del pueblo y tan limpia de monte, sumado a lo de Cienfuegos, provocó movimiento de tropas por primera vez en la región en busca de los rebeldes. El día 9 comimos en la casa de un campesino de la zona que se portó muy bien. El mismo día por la tarde, capturamos dos jóvenes que nos cayeron en una emboscada puesta a una supuesta pareja de rurales que creíamos haber visto, y eran los muchachotes.

Por la noche, decidí regresar a las lomas. Mandé 2 de los comp con Roger para el camp de La Aguada del Jíbaro y yo fui vestido de civil con el uniforme y un rifle en un saco. Luego de averiguar todo lo del 5 de septiembre, que se sabía, regresé en un carro de leche para El Cacahual por la carretera de Banao, llegando al camp por la noche. En este, cuando amanecía, comenzaba a pensar que estaba como el 1er día, solo, pero pronto divisé en el camino de acceso, a mi formidable columna de 3 hombres con sus más terribles aún, fusiles 22.

Con posterioridad a los hechos, y ante la difícil situación por la que atravesaban Artola y sus hombres, el 10 de noviembre de 1957, a propuesta Eloy Gutiérrez Menoyo, jefe de acción del Directorio Revolucionario, se creó el Segundo Frente Nacional del Escambray, con Menoyo como jefe, por ser del Directorio Revolucionario, las armas de que se nutrió el Frente. aunque contaban con las armas y los hombres para comenzar las acciones, Eloy planteó que no se podía combatir para no quemar la zona en espera de una expedición del Directorio dirigida por Faure Chomón, Secretario General del Directorio Revolucionario.

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