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19 junio 2024

Sesenta años de la Oficina de Asuntos Históricos

 

 Por Daily Sánchez Lemus

Para la publicación de libros sobre la etapa insurreccional sé que han sido importantes, a lo largo de los años, las investigaciones documentales desarrolladas por el equipo que Celia fundó en la Oficina de Asuntos Históricos y toda la búsqueda de cartas, mensajes y órdenes, que permiten precisar lugares y fechas con exactitud. Ahora mismo, en este año, me han sido útiles a mí.[1]

Así se refirió el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz al archivo de los papeles de la guerra que el 4 de mayo de 1964 fundó Celia Sánchez Manduley. La Oficina de Asuntos Históricos y sus trabajadores, el equipo de Celia del que habla el Comandante, que preserva, estudia y comparte la historia de la lucha insurreccional de 1952 a 1958, cumplen sesenta años.

Fue una labor que la heroína inició desde los días de la lucha en el llano, cuando conservó algunos mensajes, documentos sobre el aseguramiento logístico, cartas de Frank País y Fidel; o el diario de campaña del entonces capitán Raúl Castro Ruz, que el 1ero de abril de 1957 le pide en una carta que guarde aquellas anotaciones que para él tenían un valor que no podría compararse con el tesoro más fabuloso del mundo.

Ya en la Sierra Maestra, Celia continuó su archivo y el 13 de mayo de 1958 le comunicó previsoramente a Fidel sobre la organización de los documentos: (…) Mi interés en esto ha sido que cuando se escriba esta historia sea lo que realmente es y no dejen estos papeles escribir historietas, nada prueba más que un documento (…).[2]

Después del triunfo de la Revolución, Celia prosiguió el rescate de todo cuanto se refiriese a figuras históricas, mártires de la guerra, principales acontecimientos y, de esa manera fueron acercándose a ella familiares, combatientes y colaboradores. En torno a ella, se nuclearon compañeros que llevaron adelante la tarea de hacer crecer aquel archivo que hoy continúa su obra.

Hasta el último papelito

En la calle Línea, entre 10 y 12, en el Vedado, entre las paredes del otrora Banco Hipotecario Mendoza, -que en 1968 ella pidió decorar al pintor danés Asger Jorn - el nuevo tiempo llenó sus espacios como sede la Oficina de Asuntos Históricos donde se guarda hasta el último papelito salvado del tiempo o el olvido. 

Es por eso que, como escribió Celia que debía ser el propósito, la Oficina ha sido la fuente principal para escribir sobre la etapa de la Guerra de Liberación Nacional de 1952 a 1958, y para estudiar además los primeros años del triunfo revolucionario. Contar la historia tal como sucedió, con la veracidad de los documentos y la necesaria contrastación de fuentes.

A la espera de la mirada de un investigador, se conservan los mensajes con precisiones para el combate; diarios de combatientes, con sus sueños y proyecciones en plena guerra; las notas y cartas a familiares; y hasta objetos preciados de quienes hicieron posible el triunfo. Están los fondos y colecciones documentales de Fidel, Raúl, Celia, Ernesto Guevara, entre otros héroes; los del Moncada, el exilio y el Ejército Rebelde con su lista de combatientes; la lucha clandestina, documentos personales y del Gobierno Revolucionario. De igual forma, se guardan otros de gran valor que, aunque no se corresponden con la etapa de 1952-1958, fueron enviados hasta allí para su preservación, como el fondo documental José Martí.

La Oficina, que fue creciendo en organización, cuenta además, con un archivo fotográfico y de audiovisuales de hechos y figuras de la guerra; una biblioteca especializada, una hemeroteca con prensa de ese periodo histórico, un archivo de referencia, un área de investigaciones y otra de restauración para prolongar la vida de los documentos. Las publicaciones, bajo el nuevo nombre del sello Ediciones Celia, continúan la tradición de compartir el resultado de las investigaciones históricas y sembrar el amor a la historia en los más jóvenes. Todo ello, sobre una base de servicios y administración que mantienen la vitalidad de la institución.

Me hubiera gustado haberme dedicado solo a esto y llevarlo tan ordenado como se debe, escribió Celia también a Fidel aquel 13 de mayo de 1958Si bien sus responsabilidades disímiles no le permitieron durante la guerra ni después del triunfo dedicarse por completo al trabajo de los archivos, esta fue una tarea que supo organizar en un equipo de archiveros, historiadores y fotógrafos. Todos, siguiendo su línea, fueron procesando y organizando los fondos para las futuras investigaciones.

Aquel fue un equipo de apasionados de la Historia, entregados al trabajo hasta cualquier hora de la noche o la madrugada, que marchaba al compás de los primeros años del triunfo revolucionario y sus líderes; el equipo que puso en marcha el sueño de esa gran archivera que fue Celia.

Monumento vivo

Cuando en el año 1984 Fidel pidió que la Oficina fuese siempre un monumento vivo a la obra fecunda y la imperecedera memoria de la heroína, los integrantes de aquel colectivo reafirmaron el compromiso y así ha llegado a nuestros días.

Los nuevos tiempos llegan al equipo de la Oficina con el reto que impone la digitalización, automatización de los servicios y presencia en redes sociales, lo que transforma y conduce por caminos modernos la gestión de archivos y el uso de su información.  Pero, sobre todo, está la necesidad de su presencia activa en el combate ideológico constante que vive la Revolución. Muchas de las campañas enemigas contra héroes o líderes revolucionarios cubanos tienen su impugnación en los archivos de la Oficina de Asuntos Históricos, creados no solo para quien vaya a narrar hechos con visión de pasado, sino también para defender la Revolución desde su propia historia.

El equipo de Celia es todo el pueblo de Cuba, es cierto. Sin embargo, entre los pequeños grupos que siguieron la obra de la heroína en muchas de las ideas que hizo realidad, figura este, el equipo de “Asuntos Históricos” que, en su renuevo generacional  sigue dando guerra por la verdad desde los archivos, sesenta años después; el que coloca cada mañana flores a su mítico cuadro en el salón que lleva su nombre; el que cuida de sus murales; el que lleva en sus publicaciones su nombre; el que la siente entrar por la puertecita de al lado y desandar los pasillos y tomar café; el que sabe que debe multiplicarse y crecer ante cualquier adversidad y ser fiel a Celia de palabra y hechos, con su misma honestidad, sensibilidad y entereza; el equipo que no necesita particularizar nombres pues es uno solo.

La confianza que depositó Celia en cada uno de ustedes y que la Revolución ha ratificado, debe ser motivo de legítimo orgullo y compromiso individual y colectivo de ser cada día más fieles a su ejemplo, trabajar en la misma forma abnegada, modesta, leal disciplinada y eficiente que caracterizó su labor en el desempeño de las múltiples y complejas tareas que la Revolución le encomendó.[3]

Este aniversario sesenta de la Oficina de Asuntos Históricos, - y los que están por venir- es el homenaje mejor a Celia de ese equipo fundador y continuador de su legado.



[1] Katiuska Blanco Castiñeira: Fidel Castro Ruz. Guerrillero del tiempo. Conversaciones con el líder histórico de la Revolución Cubana,  Primera parte, Tomo 1, Ruth Casa Editorial, La Habana, 2012, p.240.

[2] Archivos de la Oficina de Asuntos Históricos. Fondo Celia Sánchez Manduley.

[3] Fidel Castro Ruz: Carta de felicitación a la OAH por su aniversario XX,  4 de mayo de 1964.

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