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19 junio 2024

A Vilma, que nace siempre

 Por Daily Sánchez Lemus

Cuando en junio de 2007 toda la familia fue a acompañar a Vilma hasta el Segundo Frente, donde comenzaría la batalla desde lo eterno, todos los cubanos fuimos testigos de un momento especial. Allí se escuchó su voz, cantando un tema de amor a Raúl, y también las nanas que dedicó a cada uno de sus hijos… En el silencio de aquellas montañas, su voz afinadísima llenaba los vacíos y brotaba de los ojos de quienes merecieron su mano y sus afectos. Temis Tasende, hija del mártir del Moncada José Luis Tasende, le entregó al General de Ejército Raúl Castro Ruz la urna, para colocarla en la piedra. Allí los suspiros, la fuerza, las flores… Pero como Vilma es de las que nacen siempre, comenzaba su sobrevida.


 

CLANDESTINA, GUERRILLERA Y FEDERADA

Vilma sigue siendo aquella muchacha esbelta, de pelo largo, que conoció el amor en las montañas, en medio de los riesgos que compartía ya en el Segundo Frente Oriental Frank País. Esta carta de Raúl al Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, el 28 de abril de 1958, analizando temas de la guerra y del fracaso de la huelga del 9 de abril, denota el respeto que ya profesaba el jefe guerrillero hacia la combatiente del llano, por su valentía y sus criterios; ella, a quien primero admiró y luego amó:

 «Aproveché la oportunidad para discutir con Déborah (uno de los seudónimos de Vilma en la clandestinidad) el asunto de la huelga y más que todo el siempre latente problema entre la dirección nacional y la Sierra Maestra. Empezamos por hacernos una autocrítica sincera, a fondo y a plenitud, con tono de altura y en franca camaradería. Expusimos los más crudos criterios, además de las cosas y motivos que los argumentaban, aceptando ella, igual que yo, cuando los creímos justos y verdaderos, los errores cometidos. (…) Esta carta ha sido mostrada a la compañera Déborah, que en la conversación conmigo ha mantenido una sinceridad que ojalá mantengan todos en las futuras reuniones».

Ella, por su parte, luego de luchar en la clandestinidad, el 30 de noviembre de 1956, de jugarse la vida en acciones, consiguiendo abastecimientos, de subir y bajar de la Sierra a contactos y reuniones de la Dirección Nacional del Movimiento 26 de Julio, de manejarle el carro a Frank País –su jefe y amigo– en varias ocasiones, de sufrir su asesinato en julio de 1957, de tener varios nombres como Mónica, Déborah, Alicia y Mariela… encontró en las montañas la libertad que producía combatir al enemigo de frente, sin el temor de ser «cazados» en la ciudad. Por eso se sintió feliz cuando, definitivamente, se quedó en el Segundo Frente, como lo refleja esta carta a Celia Sánchez, quien se encontraba junto a Fidel en la Sierra Maestra, en el Primer Frente José Martí:

«¡Si vieras las cosas que se han hecho posibles aquí! Tendrías que ver este ii Frente para creer todo lo que se ha logrado. Actualmente las Asociaciones de Campesinos proliferan y se está haciendo verdadera Revolución sobre la marcha. ¿Cómo van los abastecimientos? (…) Aquí Educación se está organizando muy bien ahora, hay gran entusiasmo entre los maestros. (…)  ¡Cómo me gustaría que ustedes pudieran ver esto! Pero, oye, dile a Fidel que no se le ocurra, en estos momentos más que nunca hay que evitarles riesgos innecesarios a Fidel y Raúl».

Para Vilma la patria estuvo siempre, ante todo, y a ella se dedicó hasta lograr el triunfo el Primero de enero de 1959, y luego condujo un proceso revolucionador desde la Federación de Mujeres Cubanas. Gracias a su labor, acompañada siempre de un equipo que compartía los mismos sueños, logró que las mujeres en Cuba crecieran en el arte, la ingeniería, el deporte, la oficina, la escuela, el campo, en el amor a la familia sin descuidar el amor a la Patria, en la lucha por romper todas las barreras…

Así se le vio y se le escuchó en cada Congreso de la FMC; en el impulso por las batallas de alfabetización y por el sexto y noveno grados; en reuniones de colaboración con la ANAP, pues las campesinas cubanas son esenciales en las transformaciones de la mujer en revolución; la creación y la labor de las Cátedras de la Mujer, las Casas de Orientación a la Mujer y la Familia y los encuentros internacionales de Mujeres Creadoras; sus luchas por eliminar los estereotipos sexistas, y por lograr la igualdad social y dentro de la propia familia; los círculos infantiles y la educación, para los pequeños; el desenvolvimiento de la mujer lejos de la violencia y los abusos, sus derechos a ser felices con sus decisiones; la lucha contra la colonización cultural; su vocación internacionalista y la defensa de nuestra historia.

El impacto de cada una de las luchas de Vilma tiene su resultado hoy en las nuevas conquistas femeninas en la ciencia, la cultura, el deporte, y en la familia cubana; y también en los espacios que falten por cubrir o debamos recuperar en el contexto nacional e internacional que nos obliga, una y otra vez, ir a la persona, escucharla y sumarla. Las palabras de Vilma, desde su ternura y firmeza, aunque hayan sido dichas en otro tiempo, tienen absoluta vigencia, como lecciones para repasar una y otra vez. Así dijo, el 26 de noviembre de 1977:

«Muchas son las cuestiones que es necesario resolver para las que la sociedad requiere del esfuerzo, del entusiasmo y el serio trabajo de ustedes. Debemos profundizar el conocimiento de cuáles son las modificaciones que se han producido en la psicología individual y social de nuestro pueblo como resultado de su participación activa en el proceso revolucionario, detectar cuántos son los rezagos de la sociedad capitalista que más tardan en desaparecer y elaborar métodos para combatirlos, perfeccionar la comprensión del desarrollo infantil y optimizar la formación integral de las nuevas generaciones».

Por eso la imagen de la Federación de Mujeres Cubanas –que ella sigue presidiendo por decisión entrañable de nosotras las revolucionarias cubanas– lleva su rostro. Sus ideas nos acompañan en cada área de la vida cotidiana de las mujeres, y son también las que trasmiten fortaleza para enfrentar momentos complejos.

DE LAS QUE NACEN SIEMPRE…

Cuando en 2015 se conmemoraba el aniversario 85 del natalicio de Vilma, la Federación de Mujeres Cubanas organizó un homenaje singular y delicado: un grupo de mujeres de sectores diferentes volaron, al amanecer del 7 de abril, a Santiago de Cuba, y de allí partieron rumbo al Segundo Frente. Luego de colocarle flores, se sentaron frente al Mausoleo de ese histórico lugar, para ser testigos de la presentación del libro Vilma Espín Guillois. El fuego de la Libertad, una hermosa compilación de documentos de la heroína.

Allí las revolucionarias de mil batallas, Yolanda Ferrer y Carolina Aguilar, resaltaron los valores de aquella joven que dedicó su lucha a desatar las alas de las mujeres cubanas, para que se colocaran en el sitio justo que en la sociedad socialista les corresponde.

El pensamiento de Vilma y su ejemplo, como escribiera Fidel en las reflexiones tras la noticia de su fallecimiento, es hoy más necesario que nunca, en una sociedad que mantiene aspiraciones altas de justicia social. Es por ello que el pensamiento de Vilma debe estudiarse en profundidad, para continuar la emancipación de la mujer cubana.

Escribir sobre Vilma es difícil, porque poco pueden hacer las líneas de un texto para mostrarla en todas sus dimensiones, tal cual la conocieron sus familiares, los amigos, los hermanos de lucha… Pero es un deber intentarlo, porque Vilma fundó una familia, una lucha, un país, un rostro para la mujer del continente y el mundo. Una de sus anotaciones –citadas en el libro El fuego de la libertad, sin fecha, aunque todo indica que fue escrita en los días de la lucha contra la tiranía batistiana– es un testamento político que señala para siempre la decisión de una mujer en revolución: 

«(…) Y hay un momento en que descubres que hay que tomar partido, que si estás a favor de la justicia, de la paz, del progreso de la humanidad, que si no actúas a favor de ellas estás actuando en contra, que no existen posiciones neutrales, que la responsabilidad por lo que ocurra en el mundo toca a cada uno de sus habitantes…».

El llamado eterno de Vilma es, entonces, a tomar partido por la Patria y por las conquistas de la obra por la que se jugó la vida su generación, la que construyeron nuestros padres; y que nosotros tenemos que defender a toda costa. Por eso Vilma es de las que nacen siempre… y son flores frescas y el cariño del pueblo lo que la acompaña allá, en el frente guerrillero que amó.

 

(Tomado del diario Granma)

Sesenta años de la Oficina de Asuntos Históricos

 

 Por Daily Sánchez Lemus

Para la publicación de libros sobre la etapa insurreccional sé que han sido importantes, a lo largo de los años, las investigaciones documentales desarrolladas por el equipo que Celia fundó en la Oficina de Asuntos Históricos y toda la búsqueda de cartas, mensajes y órdenes, que permiten precisar lugares y fechas con exactitud. Ahora mismo, en este año, me han sido útiles a mí.[1]

Así se refirió el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz al archivo de los papeles de la guerra que el 4 de mayo de 1964 fundó Celia Sánchez Manduley. La Oficina de Asuntos Históricos y sus trabajadores, el equipo de Celia del que habla el Comandante, que preserva, estudia y comparte la historia de la lucha insurreccional de 1952 a 1958, cumplen sesenta años.

Fue una labor que la heroína inició desde los días de la lucha en el llano, cuando conservó algunos mensajes, documentos sobre el aseguramiento logístico, cartas de Frank País y Fidel; o el diario de campaña del entonces capitán Raúl Castro Ruz, que el 1ero de abril de 1957 le pide en una carta que guarde aquellas anotaciones que para él tenían un valor que no podría compararse con el tesoro más fabuloso del mundo.

Ya en la Sierra Maestra, Celia continuó su archivo y el 13 de mayo de 1958 le comunicó previsoramente a Fidel sobre la organización de los documentos: (…) Mi interés en esto ha sido que cuando se escriba esta historia sea lo que realmente es y no dejen estos papeles escribir historietas, nada prueba más que un documento (…).[2]

Después del triunfo de la Revolución, Celia prosiguió el rescate de todo cuanto se refiriese a figuras históricas, mártires de la guerra, principales acontecimientos y, de esa manera fueron acercándose a ella familiares, combatientes y colaboradores. En torno a ella, se nuclearon compañeros que llevaron adelante la tarea de hacer crecer aquel archivo que hoy continúa su obra.

Hasta el último papelito

En la calle Línea, entre 10 y 12, en el Vedado, entre las paredes del otrora Banco Hipotecario Mendoza, -que en 1968 ella pidió decorar al pintor danés Asger Jorn - el nuevo tiempo llenó sus espacios como sede la Oficina de Asuntos Históricos donde se guarda hasta el último papelito salvado del tiempo o el olvido. 

Es por eso que, como escribió Celia que debía ser el propósito, la Oficina ha sido la fuente principal para escribir sobre la etapa de la Guerra de Liberación Nacional de 1952 a 1958, y para estudiar además los primeros años del triunfo revolucionario. Contar la historia tal como sucedió, con la veracidad de los documentos y la necesaria contrastación de fuentes.

A la espera de la mirada de un investigador, se conservan los mensajes con precisiones para el combate; diarios de combatientes, con sus sueños y proyecciones en plena guerra; las notas y cartas a familiares; y hasta objetos preciados de quienes hicieron posible el triunfo. Están los fondos y colecciones documentales de Fidel, Raúl, Celia, Ernesto Guevara, entre otros héroes; los del Moncada, el exilio y el Ejército Rebelde con su lista de combatientes; la lucha clandestina, documentos personales y del Gobierno Revolucionario. De igual forma, se guardan otros de gran valor que, aunque no se corresponden con la etapa de 1952-1958, fueron enviados hasta allí para su preservación, como el fondo documental José Martí.

La Oficina, que fue creciendo en organización, cuenta además, con un archivo fotográfico y de audiovisuales de hechos y figuras de la guerra; una biblioteca especializada, una hemeroteca con prensa de ese periodo histórico, un archivo de referencia, un área de investigaciones y otra de restauración para prolongar la vida de los documentos. Las publicaciones, bajo el nuevo nombre del sello Ediciones Celia, continúan la tradición de compartir el resultado de las investigaciones históricas y sembrar el amor a la historia en los más jóvenes. Todo ello, sobre una base de servicios y administración que mantienen la vitalidad de la institución.

Me hubiera gustado haberme dedicado solo a esto y llevarlo tan ordenado como se debe, escribió Celia también a Fidel aquel 13 de mayo de 1958Si bien sus responsabilidades disímiles no le permitieron durante la guerra ni después del triunfo dedicarse por completo al trabajo de los archivos, esta fue una tarea que supo organizar en un equipo de archiveros, historiadores y fotógrafos. Todos, siguiendo su línea, fueron procesando y organizando los fondos para las futuras investigaciones.

Aquel fue un equipo de apasionados de la Historia, entregados al trabajo hasta cualquier hora de la noche o la madrugada, que marchaba al compás de los primeros años del triunfo revolucionario y sus líderes; el equipo que puso en marcha el sueño de esa gran archivera que fue Celia.

Monumento vivo

Cuando en el año 1984 Fidel pidió que la Oficina fuese siempre un monumento vivo a la obra fecunda y la imperecedera memoria de la heroína, los integrantes de aquel colectivo reafirmaron el compromiso y así ha llegado a nuestros días.

Los nuevos tiempos llegan al equipo de la Oficina con el reto que impone la digitalización, automatización de los servicios y presencia en redes sociales, lo que transforma y conduce por caminos modernos la gestión de archivos y el uso de su información.  Pero, sobre todo, está la necesidad de su presencia activa en el combate ideológico constante que vive la Revolución. Muchas de las campañas enemigas contra héroes o líderes revolucionarios cubanos tienen su impugnación en los archivos de la Oficina de Asuntos Históricos, creados no solo para quien vaya a narrar hechos con visión de pasado, sino también para defender la Revolución desde su propia historia.

El equipo de Celia es todo el pueblo de Cuba, es cierto. Sin embargo, entre los pequeños grupos que siguieron la obra de la heroína en muchas de las ideas que hizo realidad, figura este, el equipo de “Asuntos Históricos” que, en su renuevo generacional  sigue dando guerra por la verdad desde los archivos, sesenta años después; el que coloca cada mañana flores a su mítico cuadro en el salón que lleva su nombre; el que cuida de sus murales; el que lleva en sus publicaciones su nombre; el que la siente entrar por la puertecita de al lado y desandar los pasillos y tomar café; el que sabe que debe multiplicarse y crecer ante cualquier adversidad y ser fiel a Celia de palabra y hechos, con su misma honestidad, sensibilidad y entereza; el equipo que no necesita particularizar nombres pues es uno solo.

La confianza que depositó Celia en cada uno de ustedes y que la Revolución ha ratificado, debe ser motivo de legítimo orgullo y compromiso individual y colectivo de ser cada día más fieles a su ejemplo, trabajar en la misma forma abnegada, modesta, leal disciplinada y eficiente que caracterizó su labor en el desempeño de las múltiples y complejas tareas que la Revolución le encomendó.[3]

Este aniversario sesenta de la Oficina de Asuntos Históricos, - y los que están por venir- es el homenaje mejor a Celia de ese equipo fundador y continuador de su legado.



[1] Katiuska Blanco Castiñeira: Fidel Castro Ruz. Guerrillero del tiempo. Conversaciones con el líder histórico de la Revolución Cubana,  Primera parte, Tomo 1, Ruth Casa Editorial, La Habana, 2012, p.240.

[2] Archivos de la Oficina de Asuntos Históricos. Fondo Celia Sánchez Manduley.

[3] Fidel Castro Ruz: Carta de felicitación a la OAH por su aniversario XX,  4 de mayo de 1964.

A la siempre presente y querida Celia


 Por: René Montes de Oca Ruiz[1]

 

El libro “Celia, ensayo para una biografía”, en el XX Aniversario de su edición es, sin lugar a dudas, un testimonio abarcador y elocuente acerca de quien fue y será siempre para todos nosotros, un símbolo glorioso de rebeldía, patriotismo e ideal de redención y virtudes, genuina representante de nuestro pueblo. Tuvo la fortuna de vivir la extraordinaria época de Fidel y fue ejemplo de lealtad insuperable que brilló, grande en su humildad y sencilla en su grandeza, a lo que se unía su acrisolada modestia y su exquisita delicadeza femenina.

 El autor del referido libro, Dr. Pedro Álvarez Tabío, manifestó en relación con Celia, su proverbial modestia y austeridad, así como su contribución a la Revolución, en virtud de ser la más fiel intérprete y ejecutora del pensamiento creador de Fidel. Celia fue una mujer de temperamento inquieto, con un sentido del humor poco común y una inteligencia prodigiosa. Fue forjando su personalidad con el influjo de su familia, en particular, de su padre Dr. Manuel Sánchez Silveira, martiano de corazón y comprometido con el acontecer político de la época.

 En acto de reconocimiento a trabajadores del Consejo de Estado, efectuado en el Palacio de la Revolución el 27 de noviembre de 1974, el compañero Fidel pronunció emocionadas palabras sobre el relevante papel de Celia y en ese sentido expresó: “He tenido siempre una confianza ilimitada en las cosas que organizó Celia, cuya mano, cuya idea no está ausente de lo que podamos ver (…) en cualquier tarea: la forma en que se consagraba, el arte con que hacia las cosas, el amor con que las hacía, la forma en que educaba a las compañeras y a los compañeros y, sobre todo, la consideración que les tenía a todos, la forma en que conocía a todos y apreciaba el trabajo de todos. Yo tenía una gran confianza en todo lo que ella hacía, cuando organizaba, seleccionaba, ayudaba y educaba”.

 La compañera Celia fue desde los primeros tiempos del triunfo revolucionario, el alma viviente de lo que más tarde se denominó Atención a la población. La devoción y el sentido de equidad que la caracterizaba, nos dejó un sello de extraordinario virtuosismo, modestia, naturalidad y sencillez personal y su entrega total al pueblo y la Revolución.

 Desde los primeros tiempos del triunfo revolucionario se crearon, diversos Órganos Estatales y otras Estructuras de Dirección, que tenían entre sus funciones, la atención a la ciudadanía, tales como la Presidencia de la República, el Consejo de Ministro, las Oficias del Primer Ministro y la Presidencia del INRA, lugares donde se recibían personas de la población y se entregaba numerosa correspondencia, que era canalizada adecuadamente. La casa de Celia en el Vedado fue la principal expresión de atención a la ciudadanía y, en alguna medida, de ocupación personalizada, lo que ella hacia a nombre de Fidel y de la Revolución, en íntimo contacto con el pueblo, labores en las que contaba con la eficaz colaboración de su Secretario Personal y de otros valiosos compañeros.

 Dichas estructuras de dirección estaban asociadas al palpitar del pueblo, aparentemente dispersas, aunque estrechamente vinculadas al Comandante en Jefe y a Celia Sánchez, las que adquirieron un funcionamiento estable y orgánicamente dirigido, a partir del nombramiento de Celia como Secretaria de la Presidencia y del Consejo de Ministros el 24 de marzo de 1962, con sede en aquel momento en el antiguo Palacio Presidencial, siendo esa fecha el legítimo antecedente histórico del actual Departamento de Atención a la Población, con más de 62 años de laboriosa actividad y muy cerca de las enseñanzas, del espíritu y del legado de su creadora.

 Entre las muchas funciones que cumplió Celia, una de las más intensas fue haber sido ojos y oídos de Fidel. A donde él no podía llegar porque el tiempo no le alcanzaba, allí estaba ella; lo que él no podía conocer por falta de oportunidad, ella se ocupaba de averiguarlo. Lo mantenía al tanto de las inquietudes y preocupaciones del pueblo, de sus reacciones ante los hechos de la Revolución, de sus opiniones sobre alguna deficiencia en la gestión del Estado revolucionario. Y el pueblo en su sublime e infalible intuición, lo sabía. Porque así como en Fidel Celia veía al Pueblo, en Celia el pueblo veía a Fidel.

En el 104 aniversario del natalicio de Celia y en su homenaje, válido es recordar que ella acompañó a su padre, junto a otros cubanos dignos a emplazar un busto de Martí en lo más alto del Pico Turquino en la Sierra Maestra, donde aparece la inscripción del maestro, que dice: “Escasos, como los montes, son los hombres que saben mirar desde ellos, y sienten con entrañas de nación, o de humanidad”.

 Pudiera decirse que ese profundo pensamiento martiano estaba destinado a Fidel, su más fiel intérprete e insuperable continuador, que no dejó morir al Apóstol en el año de su Centenario, y que al frente de un valeroso grupo de combatientes atacó el cuartel Moncada el 26 de julo de 1953.

 Existe, además, una coincidencia histórica fruto de elocuentes y misteriosos caprichos en torno al nacimiento y la partida física de Celia y de su apasionada devoción por Martí, dado que ella vino al mundo el 9 de mayo de 1920 y la trágica caída en combate del más universal de los cubanos ocurrió el 19 de mayo de 1895, con solo 42 años de edad; mientras que la infortunada partida física de la venerable Heroína de la Sierra y el Llano tuvo lugar el 11 de enero de 1980, cuando había cumplido 59 años de edad, en tanto el Apóstol de la Independencia vio la luz el luminoso 28 de enero de 1853 y llegó predestinado con la impar misión de señalar la ruta independentista de la Patria, con todos y para el bien de todos.

 En la compleja situación que hoy afronta nuestro país, sentimos la presencia de Celia a nuestro lado, en la defensa de la Revolución y del Socialismo. Renovemos sus imborrables enseñanzas y el compromiso de luchar por un futuro de progreso y bienestar para nuestro heroico pueblo. Vemos crecer a Celia ante cada victoria sembrando amor y belleza.

 

    

              



[1] Abogado revolucionario cubano, comunista e  incansable colaborador de Celia Sánchez y Jesús Montané, y luego jefe de Atención a la Población del Consejo de Estado.

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