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14 octubre 2022

El primer grupo guerrillero en Las Villas y su conflictivo surgimiento

 MSc. Ricardo Efrén González y

Lic. Cira Odalis Vera Morera

 

Mientras el 27 de noviembre de 1956 el yate Granma surcaba las aguas del mar Caribe con sus 82 expedicionarios, un reducido pero valiente grupo de jóvenes del Movimiento Revolucionario 26 de Julio dirigidos por Víctor Bordón Machado, joven azucarero de veintiséis años y jefe de acción del Movimiento en Quemado de Güines, se reunían en Arroyo de los Mudos y acordaban iniciar la lucha contra el poder dictatorial de Fulgencio Batista.[1] Desde este sitio Bordón, Evelio Daniel Villavicencio González (Patilla), Osvaldo García Triana, Israel Nodarse Bonet y Julio Martínez Concepción[2] se trasladaron para la finca de Mariano Díaz Suárez y establecieron su primer campamento.  Un exiguo armamento compuesto por un Springfield, una escopeta cal. 16 y dos pistolas conformaron todo el potencial bélico con el que contaron estos hombre que iniciaban el primer foco guerrillero, no solo en la provincia, sino en el territorio nacional.

Si bien el alzamiento de Bordón y sus compañeros coincidió con los preparativos nacionales de apoyo al desembarco del yate Granma,[3] ello fue el resultado del aviso dado por Carlos Martínez Reyes[4], sobre la orden de captura que había sido emitida por las fuerzas de la tiranía contra el joven quemadense y varios de sus compañeros.[5] Desde esos instantes Bordón y sus acompañantes, sin el entrenamiento necesario pero con una intuición suficiente como para adaptarse a las condiciones topográficas en las que operaría, realzaron a planos superiores lo que constituye el ABC táctico de la guerrilla; el constante movimiento, que combinaron con la movilización nocturna de combatientes que durante el día se incorporaban a sus actividades habituales y que no fueran, en la medida de lo posible, residentes del lugar donde se desarrollaría algún tipo de acción. De esta manera se les protegía y se evitaba que tuvieran necesidad de mantenerse sublevados.

La zona seleccionada por Bordón y sus compañeros fue la comprendida en las áreas aledañas a Quemado de Güines perteneciente a la Llanura del Norte de Cuba Central y al norte del municipio de Santo Domingo en la Llanura de Manacas, zona que fue ampliada y delimitada durante 1957. Por el oeste se extendió hasta los límites de la provincia de Matanzas; por el este, hasta la carretera que une a Sagua la Grande con la capital provincial; por el sur, entre Santa Clara y Cascajal, a través del curso de la carretera Central y por el norte, bordeando la costa.[6]

Si bien las llanuras no poseían las características ideales para desarrollar una guerra de guerrilla en Las Villas se convirtieron en escenario para el desarrollo de la lucha armada aunque en menor escala.

Desde sus inicios los combatientes se dedicaron en lo fundamental a confiscar el armamento que existía en la zona y buscar el apoyo logístico que les permitiera iniciar la organización del bisoño grupo y para lograrlo se convirtieron en “una especie de ángel tutelar […] para ayudar siempre al pobre”[7] lo que les permitió granjearse el prestigio y cariño entre los pobladores.

No fueron pocos los campesinos que brindaron su colaboración al pequeño grupo y que pusieron sus fincas a disposición de los rebeldes lo que les permitió sobrevivir en condiciones tan adversas para desarrollar acciones combativas.

Desde la misma noche del 27, luego de abandonar la finca de Mariano Díaz, Bordón y su grupo llegaron a la casa del campesino Juan José Martínez quien les ofreció abrigo y alimentación. Al poco tiempo y dado lo necesario de la movilidad a la que estaban obligados se trasladaron a otros lugares. El 10 de diciembre establecieron campamento definitivo en la finca de Domingo Sanabria en Bermejal y desde este sitio, ubicado a ocho kilómetros de Santo Domingo, ampliaron sus contactos con vista a garantizar un mayor apoyo y a incrementar el número de su fuerzas con jóvenes a los que les resultaba imposible continuar en la clandestinidad, entre ellos, Edelberto González Morales (Cente), Tomás Díaz Martín, Eusebio Chávez Villavicencio, Osvaldo García Triana (Nildo), Eustaquio Israel Nodarse, José Vergara Llerena, Julián Morejón Gibert y los hermanos Miguel, Manuel y Juan Martínez Ruíz.[8] No todos los que llegaron a la tropa podían ser incorporados en tan complejas condiciones,[9] sin embargo, se decidió mantenerlos localizables para las acciones que se avecinaban y aceptarlos cuando las condiciones lo permitieran.

Gradualmente el foco guerrillero comenzó a crecer y se crearon pequeños grupos que se mantenían cercanos a la jefatura y operaban como patrullas independientes que se unían cuando se partían a desarrollar acciones de cierta envergadura. 

Desde sus inicios la utilización del sabotaje se convirtió en el modo de lucha fundamental usada por los guerrilleros, que si bien no representó la mejor opción para poder derrumbar las estructuras del régimen, sí fue una vía para debilitarlo y una de las “terribles armas”[10] de las que se valió, destinada a destruir tendidos eléctricos y telefónicos, líneas de ferrocarril, puentes y alcantarillados; quema de campos de caña; incendio de transportes, locales públicos y casas de connotados batistianos; todo ello obligado por las circunstancias en las que se operó y en lo fundamental, por la escasez del armamento adecuado que obligó al rechazo del enfrentamiento directo con las fuerzas de la tiranía, pero que contribuyó a socavar sus bases económicas, morales y militares. 

El 9 de diciembre se ejecutó la primera acción de este tipo con el incendio de varios medios de trasporte y la destrucción de postes telefónicos en las cercanías de Manacas, lo que le valió al gobierno abrir la causa 629/956[11] contra Víctor Bordón y Daniel Villavicencio. El 25 de diciembre un nuevo sabotaje realizaba la inexperta tropa al lanzar cocteles Molotov dentro del propio poblado de Quemado de Güines.[12]

Se inició el año 1957 y como resultado de las indicaciones emanadas de la dirección nacional de prohibir la formación de otros frentes guerrillero comenzaron a manifestarse contradicciones entre el jefe de la guerrilla con Allán Rosell Anido, coordinador provincial del Movimiento, Ernesto Mora Ganuza, Manuel Matienzo Abuelo, coordinador y miembro de la dirección de la organización de Sagua la Grande y Ángel González coordinador en Quemado de Güines.

Por orientaciones de Allán Rosell se le propuso a Bordón abandonar el alzamiento o trasladarse para la Sierra Maestra, propuesta no fue aceptada por el combatiente y que dio inicio de un período de fuertes contradicciones que perduró hasta la renuncia del coordinador provincial.[13]

La negativa a acatar la propuesta de Rosell Anido significó la separación[14] de Bordón del Movimiento aunque se mantuvo en operaciones e incrementó sus fuerzas y esto le permitió a Osvaldo Rodríguez Ayala en su condición de jefe de acción y sabotaje procurar el apoyo del quemadense en las acciones a desarrollarse en Cienfuegos el 20 de abril de 1957.  

Refiriéndose a esta situación, años más tarde Bordón, en consonancia con la línea que seguía la dirección nacional, declaró como tuvo “…la seguridad plena de que las direcciones nacional y provincial en el llano no tenían fe de que el triunfo podía consolidarse sobre la base de la lucha guerrillera, sino que lo entendía solamente como un simple soporte”.[15]

Las desavenencias entre las posiciones opuestas de los propios miembros de la dirección provincial representados en las figuras de Allán Rosell y Osvaldo Rodríguez que irradiaron inevitablemente en el comportamiento de los militantes del Movimiento 26 de Julio y la negativa a la formación de frentes guerrilleros sin la anuencia de la dirección provincial, fueron las razones de las discrepancias de muchos revolucionarios con su organización; de su insubordinación y en el peor de los casos, del abandono de las filas de la organización revolucionaria. El propio Frank País en una circular dirigida a las direcciones del Movimiento 26 de Julio el 15 de mayo de 1957, lo corroboró cuando les manifestó:   

 “Al estudiar y analizar la marcha de los acontecimientos veo que el Movimiento no se encuentra a la altura de lo que las circunstancias nos exigen, carecemos de una organización efectiva, la intercomunicación es deficiente, la coordinación de los esfuerzos no existe, la propaganda es escasa, la tesorería es pobre y la unidad general del Movimiento no existe”.[16]

La provincia de Las Villas no escapó de esas consideraciones y los que habían tomado la decisión de alzarse no tuvieron el reconocimiento ni el apoyo de su organización, pero fueron capaces de adentrarse en los vericuetos de la lucha armada como la única alternativa para el logro de una total y definitiva independencia.


 



[1] Años posteriores, Bordón escribió que sostuvo una reunión con el grupo que le acompañaba y decidieron considerar el 27 de diciembre de 1956 como la “fecha oficial de constitución del Frente Rebelde del Movimiento 26 de Julio en Las Villas” negando la verdad histórica. Para los autores resulta contraproducente admitirlo, ello sería negar un acontecimiento de gran trascendencia en la historia regional y nacional. En: Julio Chaviano Fundora. La lucha en Las Villas, p. 180.

[2] Ricardo Efrén González: Entrevista a Edelberto González Morales (Cente) ; “Víctor Bordón se alzó sólo con cuatro hombres. Declaraciones a la prensa”, Revolución, 8 de enero de 1959.

[3] Según información dada por Víctor Bordón a William Gálvez para el libro Camilo, señor de la vanguardia, p. 360, él conocía de la llegada de Fidel, y su alzamiento estuvo dirigido a brindar apoyo al desembarco, sin embargo, en entrevista a José Antonio Fulgueira en el 2000 afirmó desconocer los preparativos que se hacían para el 30 de noviembre. Los autores asumen esta última declaración partiendo del hecho que aún el 27 de noviembre no se conocía en la provincia de la salida del Granma. El cablegrama enviado desde México se recibió en la casa de Haydee Díaz, en Santa Clara, el 28 de noviembre.

[4] Miembro de la dirección provincial del Movimiento 26 de Julio en Las Villas.

[5] Ricardo Efrén González: Entrevista a Edelberto González Morales (Cente); Julio Chaviano Fundora: La lucha en Las Villas, p. 16.

[6] Julio Chaviano Fundora: La lucha en Las Villas, p. 20.

[7] Ernesto Guevara de la Serna: La guerra de guerrillas. Escritos y Discursos. t. 1, p. 71.

[8] En la publicación de Julio Chaviano La lucha en Las Villas se reproduce el documento elaborado por Víctor Bordón titulado Frente de Las Villas. Ejército Rebelde. M-26-7. Fundamentación. Fundadores, donde plasmó la relación de los combatientes que consideró fundadores de su guerrilla. En ese listado el jefe guerrillero incluyó combatientes que se incorporaron a la lucha guerrillera días y meses posteriores, incluso en el año 1958. Los autores a partir del testimonio de Edelberto González Morales (Cente) solo incluyeron a los que se incorporaron al grupo guerrillero antes del 31 de diciembre de 1956 lo que se hace en virtud de ser esta la primera agrupación guerrillera existente no solo en la provincia sino también en el territorio nacional.

[9] Según declaraciones dadas por Bordón, en esos primeros momentos la cifra máxima de hombres en su guerrilla no excedió los 30 combatientes. Ver: Víctor Bordón se alzó sólo con cuatro hombres. Declaraciones a la prensa. Periódico Revolución, 8 de enero de 1959.

[10] Ernesto Guevara de la Serna: La guerra de guerrillas. Escritos y Discursos, t.1, p. 43.

[11] Luis Veguerías: Relación de actos terroristas ejecutados en zona del Reg. Nº 3 “Leoncio Vidal” desde 1953 a 1958.

[12] Ibídem.

[13] José A. Fulgueira Domínguez: Víctor Bordón: El nombre de mis ideas, p. 35 y William Gálvez Rodríguez: Camilo, señor de la vanguardia, p. 360.

[14] Allan Rosell Anido: Notas autobiográficas y Ricardo Efrén González: Entrevista a Guillermo Rodríguez del Pozo, 8 de noviembre de 2013.

[15] José A. Fulgueira Domínguez: Víctor Bordón: El nombre de mis ideas, p. 40.

[16] Frank País García: Circular a las direcciones del Movimiento, 15 de mayo de 1957. Nota: Subrayado de los autores.

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