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09 diciembre 2025

Boletín Revolución Diciembre 2025


 Diciembre cierra ya el 2025. Durante estos meses hemos transitado por los caminos de nuestra historia y, desde este momento, anunciamos a los lectores que el boletín Revolución en el año 2026 lo dedicaremos a conmemorar el centenario del natalicio del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, con los cuales profundizaremos en su legado. 

En esta ocasión rendimos tributo a determinados hechos y compañeros de lucha, relacionados con el líder histórico de la Revolución que merecen ser conocidos por las nuevas generaciones. 

La doctora en Ciencias Daily Sánchez Lemus nos acerca a la vida de cuatro expedicionarios del yate Granma, quienes coincidieron en ideales, luchas y en que no nacieron en la Mayor de las Antillas: un dominicano, un mexicano, un argentino y un italiano.

Muy vinculado a lo ocurrido aquel 2 de diciembre de 1956, el doctor en Ciencias Andrés Zaldívar Diéguez propone un testimonio como protagonista de la primera reedición simbólica del desembarco, posterior al triunfo revolucionario, realizado por jóvenes destacados del país en 1964.

Otros dos héroes irrumpen en estas páginas: Braulio Curuneaux y Roberto Ro-dríguez, el Vaquerito, quienes cayeron durante la lucha del Ejército Rebelde en las batallas decisivas de Guisa y Santa Clara, respectivamente. 

En el documento de archivo aparece una carta escrita por Fidel desde México en diciembre de 1955, que cumple en este mes 70 años y también presentamos las efemérides de los hechos más relevantes ocurridos en 1955 y 1960. 

Para cerrar, un poema dedicado a Fidel escrito por el Che poco antes de que el Granma zarpara desde México para venir a libertar a Cuba, acompañado por una obra de Servando Cabrera, muestras de la inspiración del líder revolucionario en los artistas. 

Con el espíritu del «ardiente profeta de la aurora», como lo llamara el Guerrillero Heroico, despedimos este año y recibimos el 2026, para continuar defendiendo y amando la historia patria.

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Boletín Revolución Diciembre 2025

14 noviembre 2025

Raúl y la labor político-ideológica


Por: Daily Sánchez Lemus

La vida revolucionaria del General de Ejército Raúl Castro Ruz archiva momentos trascendentales en la historia más reciente de nuestra patria. Es por esa razón que, en el centenario del primer Partido Comunista de Cuba fundado en 1925 por insignes revolucionarios como Julio Antonio Mella y Carlos Baliño; el aniversario 65 de la fundación del primer Comité Central del partido continuador de aquel y 65 de su órgano oficial Granma; el aniversario 65 de la lectura por Fidel de la carta de despedida del Che, comunista y amigo entrañable también de Raúl; y el 95 cumpleaños del General de Ejército en 2026, un comunista que ha dejado su impronta en nuestra  organización guía de la sociedad, se dedica este artículo a sus concepciones de la labor política ideológica en el PCC teniendo en cuenta algunas de sus intervenciones fundamentalmente en los Congresos efectuados y compiladas en las Obras Escogidas presentadas en octubre de este año.

Este aspecto esencial en el trabajo partidista, razón de ser que aglutina y demanda un esfuerzo constante y creativo para hacer frente a la nueva guerra cultural que impone la hegemonía imperial como parte de su reconquista del mundo Es por esa razón que proponemos una suerte de guías y caminos que con sus palabras y acciones el General de Ejército definió imprescindibles para el éxito de a labor ideológica del Partido con sus militantes y con las masas.  

Raúl, el jovencito que participó en el asalto al Cuartel Moncada, en el grupo que tomó el Palacio de Justicia en Santiago de Cuba, donde demostró sus cualidades de dirección cuando la acción comenzó; luego de la amnistía, el 15 de mayo de 1955, fue el primero que tuvo que marchar al exilio en México, pues su vida corría peligro por las amenazas de los jefes militares de la tiranía; allí en México se preparó para venir a Cuba a luchar en la expedición del yate Granma, y desembarcó junto a 81 compañeros, como jefe del pelotón de la retaguardia, el 2 de diciembre de 1956 en las costas cubanas; luego de la dispersión en Alegría de Pío, el 5 de diciembre de 1956, logró reunirse nuevamente con Fidel el 18 de diciembre en Cinco Palmas, para continuar la lucha en la Sierra; el rebelde que estuvo a cargo de la propaganda en los inicios de 1957; el que fue ascendido a Comandante junto a Juan Almeida y salió a la Sierra Cristal a fundar el Segundo Frente Oriental Frank País, donde mostró sus dotes de guerrero y organizador, para lo cual se preparaba desde que estaba en el exilio; el joven ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, continuadoras del Ejército Rebelde como pueblo uniformado y donde trabajó arduamente en la construcción del Partido en la institución armada; el hombre de Partido, que militó en la Juventud Socialista en su tiempo universitario,  y años más tarde fuese un ejemplar segundo secretario y luego primer secretario de nuestro Comité Central; ese es Raúl, nuestro líder histórico, y protagonista de las siguientes ideas que no debe dejar de practicar ningún cuadro, militante o revolucionario cubano que trabaje para el bien común.

Ideología y Revolución Cubana

El 18 de diciembre de 1959, en el campamento de Managua, meses después del triunfo revolucionario del 1ero, el entonces comandante Raúl Castro Ruz les decía a los rebeldes recién alfabetizados: Hay que meterles, pues, parque, pero parque en el cerebro para que no sean rifles inútiles.

Así comenzó el camino del joven que dos meses antes había sido nombrado Ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, esa era su concepción del valor de la ideología en la lucha revolucionaria.

El afán de superación constante, el detalle con sus subordinados y subordinadas, la atención a la familia y al desarrollo de oportunidades para las mujeres, labor en la que siempre apoyó a Vilma Espín en la Federación de Mujeres Cubanas, la alerta y el apoyo incondicional Fidel y a la Revolución ante cualquier amenaza enemiga, el trabajo de adiestramiento y reparación para la Guerra de Todo el Pueblo, las misiones internacionalistas en el hermano continente africano con la Operación Carlota, Baraguá y tantos momentos heroicos, demuestra el valor que otorgó a la labor político-ideológica.

Así lo hizo cuando tuvo que explicar al pueblo en televisión, por ejemplo, la necesidad el Servicio Militar Obligatorio, desde su responsabilidad al frente de las FAR. En aquella intervención demostró la importancia dl contacto con el pueblo, de contar con él y explicarle siempre las decisiones para contar con su respaldo en la práctica.  Fue allí, en la Universidad Popular, en 1960, que expresó:

Ese es el sacrificio que se quiere, no el sacrificio momentáneo, sino el sacrificio constante, el valor constante, y eso no se logra de casualidad. Hay quien tiene mucho embullo de principio y cuando sufre un revés o dos, o tres reveses, eso no quiere decir que una causa se ha perdido. Sencillamente, estar preparados con una buena coraza de convicciones revolucionarias frente a todos los reveses que puedan presentarse. Y eso, por lo tanto, es el parque más importante.

A la vez que hablaba de la importancia de las ideas en nuestra lucha, su propia explicación constituía una muestra de cómo debe hacerse el trabajo ideológico con las masas.

En todas sus intervenciones ha estado presente siempre esa característica suya. No obstante, en las citas partidistas del máximo nivel han brillado su entrega, su espíritu crítico, su exigencia, su capacidad para comprender los contextos y su firme convicción de que es el Partido quien guía la Revolución Socialista Cubana, en sintonía absoluta con el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, su u hermano de balas y empeño. En los Congresos, pues, Raúl ha intervenido oportunamente, ha sido valiente en la toma de decisiones y firme en los principios que ni el tiempo ni los contextos cambian ni cambiarán.

Así declaró en una entrevista que le realizara la entonces Agencia de Información Nacional (AIN), sobre los preparativos del I Congreso del Partido Comunista de Cuba, en una etapa que tenía como retos inmediatos la aplicación de una nueva división político-administrativa del país y la nueva Constitución:

Caracterizará también este periodo, y ejercerá una extraordinaria influencia en el avance y organización de nuestra sociedad, la implantación de un Sistema de dirección y planificación de la economía que, basado en las experiencias, ya exitosas, de los hermanos países socialistas, posibilite el logro de una mayor eficiencia en la economía, garantice la participación de los colectivos de trabajadores en la gestión y planificación de las actividades económicas y desarrolle una profunda conciencia en los cuadros administrativos y políticos y en los trabajadores en general.

La conciencia de que habla Raúl, no es otra que aquella adquirida en la lucha, en el trabajo, enriquecida en la entrega cotidiana y aquella que la preparación constante en medio de un combate ideológico se hace imprescindible para quienes conducen ideológicamente el país, sobre teniendo en cuenta que el cuadro administrativo es también un cuadro ideológico en las instituciones a la cuales pertenece.

En sus palabras de apertura de aquel memorable I Congreso del Partido Comunista de Cuba, el 17 de diciembre de 1975, expresó:

Este Congreso, por ser el primero que celebra nuestro Partido, se caracteriza por la gran amplitud y diversidad de los temas que serán sometidos a su consideración, puesto que es el órgano supremo de la vanguardia revolucionaria de nuestra sociedad, tiene el deber y la responsabilidad de fijar los principios, trazar los objetivos a lograr y precisar las tareas a realizar en todos los múltiples aspectos que atañen al curso posterior de nuestra Revolución. En el transcurso de sus sesiones habrá de hacerse un recuento, necesariamente extenso y profundo, de todo lo realizado hasta ahora, y un análisis de las experiencias tenidas. En los documentos y resoluciones que apruebe, deberán estar contenidas las cuestiones teóricas más importantes, que esclarezcan los objetivos a lograr, y las directivas fundamentales para el trabajo práctico a desarrollar, tanto en el ámbito de la política interna, como en el terreno de la política exterior.

En similar responsabilidad, a inicios de la década de los ochenta del siglo XX, hizo un breve recuento de la labor desplegada en los cinco años que distaban del Congreso inicial, para valorar luego el papel de conductor del Comandante en Jefe; destacar la importancia de la consulta previa con la base de cada documentos como elemento indispensable para el trabajo partidista; y agradecer a los héroes que permitieron llegar a ese momento de nuestra Historia:

La eficaz labor desarrollada por el I Congreso, que bajo la fecunda dirección del compañero Fidel Castro llevó a cabo con éxito la intensa tarea que históricamente le correspondió, posibilita hoy que este II Congreso pueda concentrar la inteligencia y la voluntad de los comunistas cubanos —digna y legítimamente representada por los delegados elegidos en todo el país—, en una agenda mucho menos extensa y, ante todo, analizar el cumplimiento de las Resoluciones del I Congreso, sobre esta base, podremos evaluar la marcha de la construcción del socialismo en nuestro país y la situación internacional, con vistas a trazar la línea a seguir durante el quinquenio 1981-1985.

 (…) Recordamos en este instante y rendimos tributo de permanente gratitud, admiración y respeto a los forjadores y precursores de la centenaria lucha del pueblo cubano por la independencia nacional y la emancipación social. A todos los que contribuyeron a hacer posible la victoria revolucionaria, y nos legaron el ejemplo imperecedero de sus vidas dedicadas a la causa de la liberación nacional y el socialismo. 

El 16 de agosto de 1985, en su discurso pronunciado en la Sala Universal de las FAR por el aniversario 60 de la constitución del primer partido marxista-leninista de Cuba, Raúl ratificó su admiración por el camino de los comunistas cubanos, cuando señaló que: Con orgullo proclamamos hoy, que no hay combate en la vida de nuestra patria, en la lucha de nuestro pueblo a partir de aquel en que nació en 1925, que el Partido de los comunistas cubanos no estuviera presente, aún bajo las condiciones más adversas. (…)

Hoy es un día feliz para todos. En los umbrales del III Congreso del Partido que nos une a todos, a los revolucionarios fundadores, a los del Moncada, del Granma y del Ejército Rebelde, a las generaciones forjadas en la construcción y la defensa del socialismo, la semilla sembrada aquel día 16 de agosto de 1925 ha fructificado. Ya son decenas de miles los militantes de ese glorioso Partido, y las invencibles ideas del socialismo inspiran y animan la lucha de nuestro pueblo en la edificación de la nueva sociedad y en la defensa de sus grandiosas conquistas (…).

Justamente en sus palabras de apertura del III Congreso, el 6 de febrero de 1986, destacó que aquel había sido un quinquenio de fecundo trabajo en todos los frentes de la Revolución, y que daba inicio la magna cita tras un amplio proceso orgánico que abarcó a todas las instancias del Partido y movilizó las energías, la creatividad y la inteligencia de los comunistas y de todo el pueblo.

El 30 de noviembre de ese mismo año, en sus palabras iniciales durante la sesión diferida del III Congreso del Partido, -concebida fundamentalmente para llevar a vías de hecho la aprobación del primer Programa de nuestro Partido, como resumen de la consulta a los militantes y trabajadores, que se llevó a cabo en todo el país- destacó:

Con el sentido crítico y autocrítico que solo es concebible entre los revolucionarios, entre los que hemos demostrado nuestra absoluta fidelidad al pueblo, los comunistas cubanos, y ante todo el primer secretario de nuestro Comité Central, formulamos en aquella oportunidad un recuento de los avances alcanzados por nuestra sociedad, pero dedicamos nuestras mayores energías a señalar con toda claridad los errores y deficiencias que habían venido afectando la construcción del socialismo en el país.

El Partido se aproximó entonces a las causas de los problemas y trazó una pauta para enfrentarlos de manera gradual, sistemática y profunda.

Tal vez lo más importante de aquel momento haya sido establecer que no se trataba de avanzar hacia superficiales campañas pasajeras; que no movilizaríamos los ánimos populares para impulsar simples cruzadas de naturaleza coyuntural, sino que, por el contrario, emprenderíamos un largo y sistemático trabajo encaminado a afirmar con entera solidez la política estratégica de la construcción del socialismo en Cuba.

Uno de sus discursos más emotivos en torno a las citas partidistas, lo es el que pronunciase con motivo del llamamiento al IV Congreso, desde Santiago de Cuba, el 15 de marzo de 1990. En él aborda con soltura, transparencia y objetividad, el trabajo en la rectificación de errores, la importancia que esta tenía y los retos para el futuro. En una fecha sagrada de nuestra historia, el día de la Protesta de Baraguá encabezada por Antonio Maceo, Raúl llama al IV Congreso en el inicio de una década que se avizoraba compleja por los problemas del socialismo en Europa del este. Las palabras de Raúl constituían un estímulo constante al trabajo y a mantener la moral combativa en todos los órdenes. De igual forma, destaca el rescate del valor de la ideología revolucionaria, sin la no cual no puede haber construcción del socialismo aunque haya prosperidad económica. Un llamamiento que abarca aspectos medulares y que por su profundidad y vigencia compartimos algunos fragmentos:  

La rectificación, en primer lugar, devolvió a nuestro proceso la originalidad y fuerza creativa que fueron siempre de los más valiosos rasgos de la Revolución Cubana. La rectificación nos condujo a reasumir el papel protagónico de la ideología revolucionaria, relegada por el falso criterio de la eficiencia espontánea de los mecanismos económicos, y acentuó el papel principal que en esto ocupa la atención al hombre, a sus condiciones materiales de trabajo y de vida. (…)

Nuestro Partido debe ser, cada día más, carne y sangre del pueblo trabajador al que pertenece, y con él compartirá siempre su vida, sus esfuerzos y sus necesidades. El Partido jamás transigirá con la corrupción y los privilegios, y desarrollará métodos y estilos cada vez más democráticos. El Partido hallará siempre su autoridad en el diálogo con el pueblo, en la capacidad de persuasión, en la correspondencia de la palabra con los hechos, en el análisis sistemático y autocrítico de su propia labor, y en el ejemplo de dedicación y sacrificio de los militantes y cuadros.

(…) El Partido existe y trabaja para el pueblo y ello debe reflejarse cotidianamente en sus métodos, en la política y los procedimientos de ingreso, los mecanismos de balance y elecciones, y las formas de organizar la labor política-ideológica. El Partido actúa con métodos de masas y en permanente contacto con las masas. El Partido no trabaja solo con sus militantes, sino que atiende, escucha y se relaciona con todos los ciudadanos honestos, con todos los patriotas, con las diferentes corrientes de opinión dentro de la Revolución, en un esfuerzo sostenido por sumar el máximo de fuerzas a la construcción socialista.  

En este llamamiento, tal como se aprecia, el General de Ejército hace un repaso de aspectos esenciales de la labor político-ideológica del Partido: el trabajo con los militantes y las masas; la necesidad de hacer siempre con métodos novedosos que permitan llegar a las personas; la necesidad de sentirnos continuadores de nuestra historia; la importancia de la conducción de Fidel y cómo ha sido y será siempre el blanco central de nuestros enemigos por lo que él representa; y la necesidad de no descansar en la lucha por la unidad.

En el V Congreso, efectuado en octubre de 1997, en un contexto complejo en el cual había dejado de existir la Unisón Soviética y Cuba había pasado años difíciles de resistencia defendiendo el socialismo, se tomaron acuerdos indispensables desde el punto de vista de la economía para sacar a flote a nuestro país luego de varios años de Periodo Especial en los que la calidad de vida del pueblo había disminuido a causa, además, del recrudecimiento del bloqueo económico, financiero y comercial del gobierno de Estados Unidos hacia Cuba. Fueron años en los que el “Sí se puede” de Raúl acompañó cada tarea en la producción y en la labor político ideológica del Partido. En momentos tan difíciles, una vez más, se acudía a la necesidad de la unidad que también planteaba Raúl, con el documento que fue discutido por todo nuestro pueblo: “El Partido de la unidad, la democracia y los derechos humanos que defendemos”.

Un espacio de tiempo mayor entre el V y el VI Congreso del Partido, debido a la situación nacional y luego al delicado estado de salud del Comandante en Jefe y líder histórico de nuestra Revolución Fidel Castro Ruz, hicieron que la sexta edición de los Congresos se efectuara en el año 2011, lo cual no impidió que la organización continuara su trabajo en complejas circunstancias. Raúl, como segundo secretario, ante la ausencia de Fidel por motivos de salud, se encontraba al frente del PCC y en este Congreso fue elegido como su primer secretario. En su discurso de clausura, el 19 de abril de 2011, no obstante, fue claro sobre su papel en lo adelante:

Fidel es Fidel y no precisa de cargo alguno para ocupar, por siempre, un lugar cimero en la historia, en el presente y en el futuro de la nación cubana. Mientras tenga fuerzas para hacerlo, y afortunadamente se encuentra en la plenitud de su pensamiento político, desde su modesta condición de militante del Partido y soldado de las ideas, continuará aportando a la lucha revolucionaria y a los propósitos más nobles de la humanidad.

En el ámbito de la labor partidista, señaló, una vez más, como método de trabajo, estar pegados al pueblo, a su realidad, para aplicar de manera exitosa cualquier medida:

La actualización del modelo económico no es un milagro que pueda obrarse de la noche a la mañana, como algunos piensan; su despliegue total se logrará gradualmente en el transcurso del quinquenio, pues es mucho el trabajo de detalle, planificación y coordinación, tanto en el plano jurídico como en la preparación minuciosa de todos los que intervengan en su ejecución práctica.

También será necesario desarrollar una intensa labor de divulgación a la población sobre cada medida que vayamos adoptando y, al mismo tiempo, mantener los pies y los oídos bien atentos y pegados a la tierra, para superar los obstáculos que encontremos y rectificar rápidamente los fallos que cometamos en su aplicación.

Para la séptima cita, celebrada en el Palacio de Convenciones y a la cual asistió Fidel, como militante, con una intervención memorable para todos los comunistas cubanos, Raúl volvió a ser electo como primer secretario. Importantes ideas retomó y pronunció en el informe central presentado el día 16 de abril, con relación al valor de la ejemplaridad en la labor político-ideológica de la organización:

La autoridad moral del Partido exige de sus militantes —en particular de quienes ostentan responsabilidades de dirección— ejemplaridad, combatividad, preparación, así como demostradas cualidades éticas, políticas e ideológicas, y estrecho y permanente vínculo con las masas.(…)

A la par que salvaguardamos en el pueblo la memoria histórica de la nación y perfeccionamos la labor ideológica diferenciada, con especial énfasis hacia a la juventud y la niñez, debemos afianzar entre nosotros la cultura anticapitalista y antimperialista, combatiendo con argumentos, convicción y firmeza las pretensiones de establecer patrones de la ideología pequeñoburguesa caracterizados por el individualismo, el egoísmo, el afán de lucro, la banalidad y la exacerbación del consumismo.

En la clausura de la propia cita, reiteró:

Una Revolución «de los humildes, por los humildes y para los humildes», como la definió el compañero Fidel, con una innegable obra social construida, jamás encontrará solución a sus problemas de espaldas al pueblo, ni con la restauración del capitalismo, que conllevaría la aplicación de terapias de choque a las capas de la población con menos recursos, y destruiría la unidad y confianza de la mayoría de nuestros ciudadanos en torno a la Revolución y el Partido. En Cuba, reitero una vez más, nadie quedará desamparado.

En el año 2021, periodo en que como él mismo afirmase se cerraba el ciclo de traspaso a las nuevas generaciones de la conducción de la Revolución, el General de Ejército expresó en su Informe Central al VIII Congreso del Partido:

En el trabajo político-ideológico no es suficiente hacer más de lo mismo, se requiere creatividad, ajustarnos con efectividad al escenario que vivimos, potenciar el estudio de la historia del país, hacer llegar a cada cubano el mensaje de optimismo y la confianza en que juntos sabremos enfrentar y vencer cualquier obstáculo. En resumen, se precisa de una profunda transformación dirigida a potenciar las esencias y los valores que emanan de la obra de la Revolución.

A manera de conclusiones

El valor de cada uno de los planteamientos del General de Ejército sobre la labor político-ideológica del Partido Comunista de Cuba, se ha puesto de manifiesto en cada una de las citas seleccionadas. Podríamos concluir la necesidad del estudio de su pensamiento junto al de Martí y Fidel; la puesta en práctica y exigencia de cumplimiento de cada una de esas ideas de un comunista convencido y experimentado, que además posee la virtud de analizar cada momento histórico y actuar en consecuencia. No obstante, prefiero dejar como conclusión unas interrogantes que él mismo lanzó al pueblo cubano y a la masa militante en el llamamiento al IV Congreso, el 15 de marzo de 1990:

Una medida decisiva de la eficacia de nuestra labor ideológica consistirá, en que las jóvenes generaciones se encuentren preparadas para asumir sus responsabilidades y responderse a sí mismas, en forma consecuente: ¿quiénes somos?, ¿de dónde procedemos?, ¿de quién somos deudores?, ¿de qué herencia tenemos que hacernos dignos?, ¿cuál debe ser nuestro aporte?

Sean estas preguntas de Raúl, y nuestras respuestas, cargadas de tradición y convicciones, la guía que tengamos en el camino del combate ideológico los comunistas cubanos para los próximos 100 años.

 

 

 

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